Parquímetros: pequeños guardianes del tiempo

En este microrrelato, evoco las caminatas con mi madre por el centro de la ciudad. Entre paredes tibias y relojes urbanos, descubrí la magia de los parquímetros, aquellos contadores silenciosos que midieron no solo el tiempo del tránsito, sino los latidos de mi infancia.
Cuando era niña, salir con mi mamá al centro de la ciudad era una aventura sencilla pero mágica, mezcla de rutina y descubrimiento. Mientras ella hacía el mercado o resolvía sus diligencias, yo caminaba a su lado, absorbida por los detalles que escapaban a los ojos adultos, dejando que mis dedos recorrieran las paredes de los locales para sentir sus texturas y temperatura
Pero lo que más me fascinaba eran los parquímetros, esos guardianes del tiempo urbano. Me gustaba girar sus agujas, ver cómo marcaban los segundos, y sentir que tenía el poder de detener o acelerar el mundo.

“Los parquímetros fueron para mí un legado silencioso: contadores invisibles de un tiempo que ya no vuelve”.
