Kintsugi: el arte japonés de sanar lo roto

Hay heridas que no se ven, pero pesan. A veces el alma se quiebra en silencio y uno aprende a sonreír sobre las fisuras. Sin embargo, existe una antigua filosofía japonesa que nos invita a mirar distinto: el Kintsugi, el arte de reparar lo roto con oro, esto nos recuerda que las fracturas también pueden ser caminos hacia la belleza.

El alma como cerámica

El Kintsugi nació en Japón durante el siglo XV, cuando un shōgun pidió reparar una taza de té rota y los artesanos decidieron unirlas con barniz mezclado con polvo de oro. Así, lo dañado se convirtió en una obra aún más valiosa. Hoy, esa metáfora, adoptada en psicología y arte, se ha vuelto una forma luminosa de hablar de resiliencia.

Entre arte y neurociencia

Estudios recientes en neuroplasticidad muestran que, tras experiencias traumáticas, el cerebro puede crear nuevas conexiones emocionales y adaptativas. Esa capacidad de reconstruirse desde el dolor se asemeja al proceso del Kintsugi: no volvemos a ser los mismos, pero sí más íntegros.

Desde el arte, los talleres de arteterapia y cerámica emocional en países como España, Brasil y Colombia utilizan la metáfora del Kintsugi como herramienta de expresión. Los participantes reparan piezas rotas mientras reflexionan sobre sus propias fracturas internas. En cada trazo dorado, resignifican la fragilidad como fuerza.

Otras formas de reparación

En América Latina, culturas ancestrales también conciben la ruptura como parte del ciclo vital. En los Andes, por ejemplo, se honra el “chakana”, símbolo de equilibrio tras el caos. En comunidades amazónicas, algunas piezas de barro se vuelven más resistentes tras ser reparadas con resinas naturales.

Hoy, el Kintsugi trasciende el arte y se transforma en metáfora terapéutica. En Curitiba, la arteterapeuta Cristiane (Cris) Mazolla, fundadora de Accordare Arteterapia, recuerda que: la arteterapia es considerada una práctica integrativa complementaria”.

Esa mirada clínica sobre el arte coincide con la esencia del Kintsugi: reconstruir no solo lo que se rompió, sino también la historia emocional que lo sostiene.

Así, lo que el Kintsugi representa en Japón -la belleza de lo imperfecto- encuentra el eco universal en nuestras propias raíces: la sabiduría de transformar las heridas en esperanza.

Quizás muchos de nosotros seamos vasijas reparadas. Algunos con oro, otros con tiempo o en silencio. Pero en cada uno brilla la posibilidad de volver a amar lo que fuimos, incluso en los pedazos. Y ahí, justo en esa grieta luminosa, se revela el arte más humano: el de seguir vivos.
Cada línea dorada cuenta una historia: la del dolor que se convirtió en arte, del silencio que aprendió a hablar, de la herida que floreció en claridad.

El Kintsugi no repara lo que fuimos. Nos enseña a amar lo que somos ahora: una historia que brilla por donde una vez se quebró.

Descubre cómo la filosofía japonesa del Kintsugi inspira la sanación emocional a través del arte. Una mirada desde Buscando raíces sobre la belleza de las cicatrices y el poder de la resiliencia.

Fuentes consultadas:

  • Accordare Arteterapia, Curitiba (Brasil). Sección “O que é Arteterapia?”. Disponible en: https://accordarearteterapia.com.br
  • Protocolo TFAT (Trauma Focused Art Therapy), Trauma Institute International.
  • Estudios comparativos sobre cerámica reparada en culturas andinas y precolombinas (Museo Larco, Lima; Museo del Oro, Bogotá).

Fotos: Pexels.

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